sábado, 26 de abril de 2008

Reseña de la Última Ruta: PIOJÓ-HIBACHARO-MOLINERO

LAS COTORRAS, el perico, el loro, el papagayo; aunque muy escasos estas dos últimas especies; aún se mantienen en los altos árboles haciendo sus nidos; en esta región es el tiempo de la cotorra; un buen indicador de que la ciruela, el mango, el nispero, el mamón y muchas otras frutas empiezan a madurar. La cotorra es el ave de la temporada en el Atlántico, no hay ninguna duda sobre esto; es más, la ciudad de Barranquilla por las tardes se llena de ellas; estas llegan a dormir básicamente en esta temporada de lluvias y por las mañanas a esos de las 530 am con sus naturales chichidos empiezan a migrar en busca de las pocas reservas de alimento que aún quedan en algunas zonas de este cada vez más semidesertico departamento.

LOS VIEJOS. Cuando uno camina por el campo no es extraño ver a señores de avanzada edad realizando todabía actividades laborales de jóvenes y mayores; es el caso de estos que pueden encontrar en la galería. A nosotros siempre nos gusta consultarlos, charlar o simplemente comentar cosas con ellos; se preguntaran por qué? pues la verdad es que en ellos hay mucho más conocimientos del contexo que en los jóvenes, obvio no, pero también porque se notan más honestos a la hora de transmitirlos.
Contrarios a los de la ciudad son fuertes y como el viejo Manuel, aún jornalean, arreglan portillos, simebran, recogen sus cosechas, montan a caballo y encierran el ganado.




En piojó ya tenemos amigos que en esta oportunidad al llegar a saludarlos nos esperaron con plátanos mansanos maduros. Este es el tiempo de las veraneras o trinitarias, esta que observamos aquí hecha dos colores en la misma planta.


















UNA DURA CAMINATA; por casi 8 horas estuvimos caminando, al ritmo que nos imponían las necesidades y las voluntades, es una bella ruta, pero dura; el espacio entre entre Piojó e Hibacharo o gucharo es bastante atractivo, se hace bajando el cerro de la vieja, el otro tramo que va entre Hibacharo y Molinero se divide en dos tramos uno quebradizo subiendo y otro más bien plano y con rectas donde solo se pueden divisar una que otra casa de una gran hacienda o uno que otro rancho de una finca.