lunes, 22 de diciembre de 2008

REGALOS DE NAVIDAD EN LOS CHORROS DE SAN LUÍS: por Gonzalo Molina Arrieta

Una vez más la Fundación Paradigmas, se proyecta a la comunidad y por segunda vez a Chorros De San Luís, un pueblito ubicado en una colina a hora y media, a pie en el Municipio de Tubará. Esta vez fuimos unas 60 personas a llevar como en los años anteriores donaciones de ropa, calzado y regalos a la comunidad. La verdad es que cada día más se hace necesario este tipo de ayudas para que los niños y mayores de estas comunidades puedan disfrutar de un regalito, estrenar algo, porque se encuentran sin recursos o fuentes de trabajo permanente, y abandonados por los gobiernos municipal y departamental.

LOS CHORROS DE SAN LUÍS
Este pueblito que lo dañaron haciendo unas casas como cajas de fósforos, con estructura urbana, sin comodidad alguna, sin contexto indígena como son las familias que ahí habita y fue el pueblo en el pasado. Aquí hay un pequeño chorro y una pequeña laguna, un cantil incrustado en la rocas que lo hacen especial sobre todo en esta región del atlántico donde escasean este tipo de maravillas naturales y las mas cercanas estan e la sierra nevada. Este pueblo Los Corrales, y el Chorro llevan el nombre de SAN LUÍS, en honor al misionero dominico LUÍS BELTRAN EXACH, quien llegó a estas tierras en 1.562 y bautizo en el cristianismo más de 15.000 nativos de la costa norte de Colombia. Este Misionero Dominico, denuncio en varias ocasiones el maltrato que recibían los indígenas de estas tierras por parte de los Conquistadores y colonizadores. Esto le costó el odio de muchos españoles quienes en varias oportunidades trataron de asesinarle.
Los chorros eran el lugar predilecto para sus retiros espirituales. Por eso llevan su nombre.

LA ENTREGA DE REGALOS
Desde hace una mes aproximadamente veníamos motivando a los amigos para que se despojaran de algo propio, una camisa, un vestido, un par de zapatos y lo donaran a la Fundación, para regalárselo a un niño o una persona mayor de los chorros de San Luís. Y llegó el día esperado, la cita era el 21 de diciembre; a eso de las seis de la mañana, llegó Edgardo, Manuel, Leonor, Lili, jahey, Steven, María Isabel, Mi hija Nixxi Lura y yo con las bolsas de los que habíamos almacenado en nuestras casas. Luego nos trasladamos a la 38 con 72 donde nos esperaba Edardo con un bus y muchos otros compañeros con quienes se había acordado trasladarnos ese día a hacer esta obra de Caridad. Y así, un amigo invitó a otro y terminamos sumando unas 58 personas dispuestas a sacrificar parte de sus cosas y de su platica para hacer feliz a un niño de esta humilde vereda.
Nos fuimos en un bus de Tubará contratado para tal fin y a eso de las 9:00 Am, estábamos con tres burros y una mula cargada de regalos y ropa listos para empezar la marcha hacia el pueblo.

Dimos unos cuantos pasos hasta donde había algo de sombra y en el Chorro del Ahorcado( lugar donde el indígena ARE, se ahorco porque Pedro De Heredia se le llevó a La India Catalina), se hizo el calentamiento y entregamos las primeras instrucciones: bajar despacio, con mucho cuidado, paso corto para bajar, paso largo para subir, se explicó algo de historia sobre el pueblo. Hablamos sobre el cuidado que hay que tener con el camino y sus animales y plantas asociadas, el tipo de vegetación que caracteriza la zona y la importancia de caminar sin dejar rastro, el valor de la ecoternura y la ecoterapia, la necesidad de disfrutar de ambientes naturales, sus paisajes, sus olores, sus colores y la falta que le hace al hombre de ciudad reencontrarse sanamente con la naturaleza.
Luego comenzó el descenso por las cárcavas, pasamos unos cuantos árboles de ceiba blanca (hura Krepitans) Olla de Mono (lecythis minor), Trebol (Platymiscium pinnatum) que muestran lo que en otrora fue un bosque; vimos como se extendían varios mantos de flores de campanilla blanca y morada; escuchamos el canto del Chau Chao, el Fli fli, y las siempre alertas Guacharacas, aves estas endémicas del Caribe colombiano. Pasamos tres arroyos, un cultivo de Jaboncillo, y Aceitero y llegamos a los Mangos, ahí esperamos a los que se habían rezagado, a los buros y la mula, tomamos fotografías y volvimos a ascender para llegar al pueblito de los corrales de San Luis.

LLEGAMOS AL PUEBLITO













Los niños ya estaban esperándonos todos alegres y contentos se sumaron a nosotros y por la única calle (característica de los pueblos indígenas) llegamos al colegio, sacamos sillas y se reunieron a los niños, madres, algunos padres y comenzó el programa recreativo, una obra de teatro sobre los problemas que enfrenta la población infantil y se procedió a llamar uno a uno los niños inscritos para que recibieran sus regalos. Luego visitamos los chorros, el cantil, pudimos observar la frescura y hermosura de sus aguas verde cristal, disfrutar el sonido de la caída del chorro entre las rocas, la formación incicial de estalactitas y mirar como se mantiene el caracolí y otros árboles del bosque de galería que bordea los alrededores del arroyo .

LOS CHORROS: UN LUGAR SAGRADO
Pasado una hora aproximadamente dejamos el chorro y fuimos donde doña gloria para almorzar, ella y las demás señoras del pueblo habían preparado un sabroso sancocho de gallina y arroz que hizo muchos repitieran y muchos de la llenura se tiraran donde podían para descansar.
EL ASCENSO HASTA TUBARA
Luego a eso de las tres y treinta de la tarde empezó el regreso y subimos paso a paso unos más cansados que otros, pero todos con la certeza de haberles cumplido a una comunidad que conserva evidentemente rasgos indígenas, que demanda más ayuda y sobre todo requiere de dirigentes capaces de proyectarse y replantear su futuro, a partir de la hermosura de su espacio geográfico y étnico, cargado de historia y mitología, propicios para ofrecer servicios turísticos, camping, talleres ecológicos, pues no tengo dudas que después de haber recorrido este departamento a pie, como lo hemos hecho durante los últimos 5 años, puedo afirmar que los Chorros de San Luís es un lugar sagrado, Potencialmente el atractivo turístico de mayores ventajas naturales que necesitamos revalorar.

Gonzalo Molina Arrieta
Director Fundación Paradigmas
fundacionparadigmas@hotmail.com