Es muy grato observar el afecto y el cariño con
que nos esperan y recibieron los campesinos de la zona; Canelo, el guía, es ampliamente conocido y nos abrió las puertas para llegar a varias fincas como la que cuida el señor Eduardo en luriza, donde hay un gran bosque de mangos, achiotes y nísperos. A eso de las 11 de la mañana, ya en luriza y después de un necesario descanso donde comimos mangos, decidimos subir por el arroyo en busca de los monos cotudos. Nos llamó la atención la gran cantidad de árboles gigantes, es un bosque con mucha sombra, largas y gruesas raíces; estos árboles de caracolí, camajorú, bongas, guarumo
principalmente, sobrepasan los 30 metros de altura: conocimos la palma de iraca; esta palma es la base para el desarrollo de las hermosas artesanías que históricamente han elaborado los habitantes de Usiacurí. Nos esperaba el cerro y subíamos paso a paso entre las grandes piedras que bordean el arroyo, cuando detectamos excremento de mono, ahí nos dimos cuenta que estaban cerca, caminamos unos 500 metros cuando empecé a imitar su sonidos y casi de inmediato comenzaron a lanzar frutas de camajoru viche; entonces nuestras miradas ya posadas en el cielo de hojas que Después de observarlos por más de 30 minutos, decidimos regresar a Luriza y nos refrescamos en la tienda con agua de panela. Ahí, nos tomamos fotografías sobre una inmensa piedra que marca el centro del pueblo.
Comentamos con algunos niños campesinos sus problemas; ellos nos decían que la escuela más cercana es la de Lata; está a 1:30minutos a pie y algunos niños acuden diariamente a ella caminando sobre arena en verano y barro en el invierno.
Al medio día nos pusimos en camino hacia Santa Lucia; más
específicamente hacia la finca de la familia Fernandez. A ella llegamos a eso de la una con una temperatura que sobrepasaba los 41 grados, es una finca hecha en pasto para ganado, y nos recibieron con 6 hamacas colgadas bajo un rancho de palma, un suculento sancocho de gallina, arroz hecho en fogón de leña y una tinaja de agua fresca.Estamos muy agradecidos con el profesor Enrique y su hermano Jhony , con canelo nuestro guía y los cuidanderos de la finca, quienes se sobraron en atención para con nosotros los caminantes.
Al bajar el sol, nos fuimos en un Jep Willy modelo 54, desde donde pudimos observar los hermosos paisajes, que se tornan entre un tierra y azul multicolor que seduce el día y enuncian que a llegado el atardecer.RECUERDA
TODO CAMINANTE SABE QUE LA FELICIDAD ESTÁ EN EL
CAMINO