TUBARA LOS CORRALES POR LAS PARCELAS
Muchas son las veces que hemos visitado a los Corrales de San Luís, sitio histórico no solo para los Mokanas si no también para los primeros españoles que llegaron a estas tierras ya hace casi 500 años. En este sitio se montó la primera finca ganadera del país.
La verdad, está es una hermosa ruta con variados atractivos, pues además del que acabamos de enunciar con contenido histórico-cultural, están también los chorros, una caída de agua cristalina y varios posos que se forman a lo largo del arroyo charco grande.
Bueno, pero empecemos por el comienzo pues la idea es una reseña.
Ayer nos encontramos en el estadio y de ahí partimos hacia la 38 con circunvalar, tomamos el bus de Tubará muy lleno como todos los domingos.
Esta vez fue infranqueable observar como la gente opinaba y hasta controvertía con mucha pasión no sobre el partido del junior, si no sobre la noticia del día: relación (Colombia y sus vecinos Ecuador, Venezuela); este hecho ha despertado la dormida pasión por la política, pues la situación no es para menos; y en el bus la gente opinaba con gran diversidad de posiciones.
Nosotros, nos mantuvimos prudentes frente al hecho.
A eso de las 8 am llegamos a Tubará, lindas tierras, Fidel se tomo unas fotos, compramos agua, bocadillo y caminamos hacia le chorro el ahorcado para visitar la parte donde están los restos fósiles del Megatheriun que encontramos hace unos meses atrás.
Los visitamos y pudimos observar que toda esa tierra ha sido removida, sin embargo encontramos un resto de hueso que Jose pudo limpiar y apreciar detalladamente.
Decidimos explorar una nueva ruta; las parcelas de la esmeralda para llegar a los chorros; estas tierras son muy buenas para el cultivo de maíz, maíz millo, guandul, yuca, mangos, Zaragoza, frijoles, cerezas, papaya; hay en la zona una que otra parcela dedicada a la ganadería.
Después de casi un kilómetro de camino encontramos ardillas, guacharacas, que según Jose al cantar dicen “se cae la casa y la otra contesta déjala caer”. En ese trayecto encontramos una culebra coral negra; la coral es una de las más peligrosas serpientes que se conocen; según los campesinos hay tres especies de estas en la zona.
También encontramos muchos restos de fósiles marinos, estos abundan por montones, lo que evidencian que eso estuvo bajo mar hace mucho tiempo.
Una de las más sobresalientes características de esta ruta es la gran cantidad y variedad de plantas de bejuco, que luchando contra la deforestación y la quema recurrente de árboles para la extracción del carbón aún se mantienen. Encontramos: bejuco cadena, malibú, reina y cuchareta principalmente.
Se puede apreciar igualmente un gran arroyo, que tiene para está temporada muy poca agua, pero que logra mantener una afluencia permanente y cristalina que nos dejó en muchas ocasiones embebecidos, por que cada charco aunque pequeño tiene diversidad de especies, pececitos, cangrejos, camarones, arañas de agua, algas y helechos que vistos en su conjunto, sobre la extensión de una gran piedra, bajo unos pequeños bosques de grandes árboles de caracolí, camajoru, indio o mono encuero, y con el canto permanente de pájaros como la oropéndola, el chau chau, el rastro de los monos, y las chicharras, dan idea de un fantasioso y hermoso espacio de armonía que indudablemente altera nuestra percepción sensorial, nuestra apreciación estética que nos relaja, y hasta embelece. Es imposible no pensar en la familia, en la belleza y tranquilidad que daría poder habitar bajo ellos, se imagina uno viviendo en entornos tan agradables como estos y compara de inmediato con la monstruosa realidad que nos ha vendido la ciudad como escenario gris-urbano de selva de cemento.
Como educadores no podemos prescindir de las ventajas que tendríamos si los docentes, los estudiantes y administradores escolares, cambiaran esa anquilosada mentalidad; si la escuela se moviera y caminara hacia estas aulas vivas, que dejan en el suelo la pobre realidad atrapada en los libros, que cada día se hace más pesada, paquidérmica, que desconoce, ignora y por lo tanto desprecia las nuevas visiones de la enseñanza. Esto solo ratifica el doloroso desgarramiento, que sentimos ya muchos educadores que ven frustrados sus propuestas de cambios en la enseñanza y la educación, nos conmueve esa pobreza mental en que vivimos, lla mayoría de los educadores están reproduciendo el espíritu consumista que ha seducido también la escuela y la práctica de la enseñanza. De verdad no hay mejor clase que la del aula viva, estamos en una educación y una escuela que aunque trata de imitar y simular tecnológicamente, habita cien años luz de la realidad real.
Solo imaginen la clase de un profesor de biología; Edgar, el profe de física, quien se detuvo a observar por más de 15 minutos una casimba de no más de un metro de agua, nos dijo que puede desarrollar 4 unidades académicas en ese solo espacio.
LOS CHORROS DE SAN LUÍS
En la sima de una pequeña ladera se encuentra el pueblito de los corrales; es un caserío no mayor de 100 habitantes, con unas cuantas casitas de dos piezas hechas por uno de esos programas del estado a raíz de las continuas inundaciones en las orillas del arroyo, donde Vivian sus antiguos pobladores, la mayoría de la población es indígena, descendientes de Mokanás; estos viven de la siembra en pequeñas parcelas y del rebusque los domingos y días de festivos en las playas de Tubará.
En el pueblo hay una cancha de microfutbol, una escuelita de tres salones, donde asisten 35 niños que cursan sus estudios de primaria y son atendidos por un solo profesor, que tiene que caminar una hora para poder llegar al pueblo.
EL CHORRO Y El EL CARACOLÍ: ABUELO DE LOS ÁRBOLES
El atractivo principal del pueblo son los chorros y el cantil; una pequeña cascada con agua cristalina permanente que, está ahí creciendo con cada invierno, atando y alimentando el pueblo cotidianamente desde que sus habitantes tienen memoria. Está llena de grandes fragmentos de rocas, que se derrumban de las inmensas placas calizas que la bordean, creando la imagen de una cueva, con evidencia de estalactitas en formación y una gran cantidad de árboles, donde sobresale un centenario caracolí que con sus inmensas raíces y ramas ha desafiado año tras año la corriente del arroyo para convertirse en el abuelo de todos los árboles de la región.TODO CAMINANTE SABE QUE LA FELICIDAD ESTÁ EN EL CAMINO
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